¿Qué coño le pasa a este mundo?
Sí, lo habéis oído bien, esa es mi duda, eso es lo que me
pregunto, así, tal cuál, hablando en plata y llenándome la boca
de... Bueno tampoco hay porque ser tan soez. El caso es que no pienso
andarme con florituras, estoy cabreado, hasta las "narices",
por no hacer alarde y referencia de la esferitud o densidad velluda
de ciertas partes de mi fisionomía. En definitiva harto.
¿Y qué me tiene así? Tan irascible, tan aborrecido, tan virulento,
tan rabioso, tan soberanamente (hasta las pelotas)
hastiado. Algo que llevo viendo desde hace bastante tiempo.
Algo que se ha convertido en una realidad en los tiempos que vivimos.
La gente, las personas, individuos e individuas de nuestra sociedad,
compañeros, compañeras, amigos, amigas y familiares. Gente que
conocemos, de todas las clases, sexos, y condiciones, con la que
convivimos, que nos despierta simpatía y cariño. Haciendo daño.
¿Haciendo daño? Haciendo daño, sí.
¿Por qué demonios somos tan virulentos/as? ¿Por qué avanzamos
pisando a quien sea y como sea? ¿Despreciando, faltando, ofendiendo,
aplastando y menospreciando? ¿Por qué las personas hemos dejado de
ayudarnos, de hacer piña, de buscar algo en común y buscar un
objetivos que en mayor o menos medida nos beneficie a todos?
¿O es que acaso nunca hemos tenido eso, la honradez, o el sentido
común mejor dicho, suficiente para comportarnos de una forma
civilizada y ética?
Es que, es de vergüenza. Ver como la gente paga sus frustraciones,
sus miedos, su dolor, intentando aplastar a quien se ponga a tiro. No
se trata de un idílico ideal, el respeto, que se cumple, que se
sigue, porque es lo que hay que hacer, porque desde pequeños nos han
dicho que eso se hace, y se hace, porque sí. Si pusiéramos un
poquito de inteligencia en lo que hacemos, en como somos, como nos
comportamos, y como tratamos al resto, nos daríamos cuenta que si en
vez de ir jodiendo, ponemos un poquito de lo mejor de nosotros y de
nosotras, otras personas también lo harán. Y no iremos todos a
joder, a ver quien es el más cabrón o la más cabrona.
Aunque realmente, el hecho de que tengamos que darnos cuenta todos de
que el estilo hostil e "hijoputista" que, en general, hemos
adoptado todos, dice mucho de nosotros. Dice mucho de nuestra
sociedad. Dice mucho de como estamos y hacia donde vamos.
Quizás es culpa de la educación. No de la que recibimos, sino de la
falta de educación que tenemos todos, como individuos honrados y
cívicos, que se supone que deberíamos ser. Aunque quizás también
la educación que recibimos o el como la recibimos. No voy a entrar
en si el problema se da en la educación estatal, en la educación en
el hogar o si en la información a la que nos vemos expuestos desde
que venimos a este mundo.
Pero desde luego hay un (puto) grave problema, muy
gordo en nosotros, y no es ninguna locura que esté es una
degeneración de algún fallo en la formación que recibimos para ser
ciudadanos adultos, honrados y críticos.
En algún sitio o momento no nos inculcan los valores necesarios, o
bien nos inculcan unos valores equivocados.
Y no es de extrañar, yo soy una persona joven, e intento ser
crítica, y podría ponerme a rajar de la gente mayor que yo, que
tiene el país como lo tiene, y puede que tengan parte de culpa, pero
las carencias éticas que reconozco en ellas, también las reconozco
en gente más joven que ellos, de mi edad y más pequeños.
Y nos escandalizamos, todos, sobre todo la gente que se considera ya
tan madura que no necesita de aprender nada más, cuando vemos que en
las nuevas generaciones, en las que están formándose hay conductas
del todo inapropiadas, avergonzantes y negativas. De repente sale en
las noticias un caso de Buying, de acoso y de abuso y nos llevamos
las manos a la cabeza, como si necesitáramos que alguien le de tanta
caña a un niño o una niña en el colegio u otro centro educativo,
como para salir en las noticias, a fin de que nos demos cuenta del
problema que se nos viene encima. Que falsos somos, joder.
Ya había ese bullyng, ese abuso y ese acoso cuando yo era muy crío,
yo ya fui espectador de él y víctima. No es nada nuevo, así que en
vez de sorprendernos, deberíamos actuar, cambiarlo.
Supongo que el problema es que la mayoría de la gente, o por lo
menos la suficiente, no desea cambiar o detener esto. No porque
posean malicia, sino porque les da igual, o quien sabe, quizás sea
también una alta dosis de malicia. Ya me lo espero todo. Porque si
todos tuviéramos ese sentido común que en general parece que hemos
perdido, y quisiéramos cambiarlo, se cambiaría, (echando
hostias) rápidamente, además.
Pero preferimos mirar a otro lado, pasar, porque el problema no es
nuestro, es de otro, y lamentarnos cuando oímos esta clase de
noticias que hablan de la clase de sociedad que tenemos, eso sí,
cuando hay mucha gente delante, para seguir con esa humanidad de
postureo que tanto se lleva últimamente. Con eso y echar la culpa de
todo a los profesores, profesionales y otras gentes que tienen parte
de responsabilidad en esos temas, con eso ya lo hemos hecho todo, la
culpa es de otro y el problema también es de otro, nosotros a lo
nuestro.
Nos da igual que se siga alimentando esta maquina que en algún
momento nefasto vio la luz y que funciona metiendo gente sin
educación por un lado y sacando víctimas y agresores por el otro.
Cuando son jóvenes, en colegios, centros de estudio y demás, como
bullers, matones/as, marginados/as, y acosados/as. Y cuando son más
mayores, como agresores/as, maltratadores/as, violadores/as, y
manipuladores/as sin ningún escrúpulo que se sirven de víctimas,
de personas inocentes, a las que arrancan aquello que quieren y las
pisotean como si quisieran romperlas y dejarlas rotas para toda la
vida.
Aunque tampoco nos hagamos los tontos, y pequeños de inocentes
diciendo que en el caso del bullyng escolar, los profesores y padres
no tienen nada de culpa. Porque tú, como padre, sabes si estás
educando a un puto degenerado o degenerada que se jacta de que se la
está liando parda al niño nuevo, raro, o de otra raza, etnia, o
clase. Sabes que educación le estás dando y sabes si eso lo está
convirtiendo en una persona humana, o en una especie de depredador,
abusón o simplemente cobarde que saca valor de darle caña a los que
son más débiles por no tener la malicia que él o ella tiene.
Y eso sin hablar de los profesores y profesoras. Joder, yo también
he sido estudiante. Y recuerdo a mis profesores, no creo que muchas
cosas hayan cambiado, pero aún recuerdo como algunos profesores,
miraban a otro lado, porque, claro, era un follón de la hostia
parar ciertas cosas a tiempo, incompatible con su cómodo estilo de
vida que consistía en llegar, mandar leer, subrayar o estudiar tales
páginas, llenar la agenda de deberes, y ponerse a tocarse (los
cojones) las narices. O que como buen/a inútil, empezaba el
acoso, el bullyng cuando se reía o ridiculizaba a ese alumno un poco
distinto que se sentaba solo, para reforzar su autoridad delante del
resto de su clase, porque como era un o una gilipollas desprovisto de
todo ingenio, no sabía hacerlo de una forma más pedagógica o
recomendable. Porque eso nunca se dice, y no es que todos los
profesores y maestros, profesionales de la enseñanza sean así, pero
si es verdad que hay mucho, y mucha inútil, que ahí no pinta nada,
y que por no tener, no tiene ni la vocación necesaria para estar en
ese puesto.
Yo he sido testigo de eso, yo he sido testigo de como un profesor le
metía caña al rarito, por ser rarito y porque no había traído los
deberes, o no iba al mismo ritmo que el resto de la clase, que no
entendía todo, o que se equivocaba con ciertas lecciones. Porque
claro, hoy día o encajas y eres un producto igual al resto de tus
compañeros, o eres el enemigo a abatir, así, muchas veces está
configurada nuestra educación.
Y claro como resultado de una sociedad que se lava las manos en todo
y que va a lo suyo, que no tiene valores y que se divide en los que
pegan y los que reciben, tenemos una ciudadanía que en general hace
daño, que hace daño, agrede y aplasta como el que respira, come o
duerme. Una sociedad de gente que hace daño, sin cesar, sin parar,
sin reconocerlo, pero alimentándose de aquello que consigue en el
proceso, por mórbido o horrible que sea.
Realmente hoy, ahora mismo, mientras escribo estas palabras, estoy
desengañado y desilusionado de mis congéneres, no soy especial, ni
distinto, supongo, aquí estamos condenados todos y damos asco todos,
no os equivoquéis.
Aunque me gustaría pensar, y cada día busco toda la fuerza que hay
en mí, para creerlo, que simplemente es un bache, que no somos así,
que sólo es una minoría que hace más ruido que una sociedad que en
general es buena, educada, responsable y crítica pero que por algún
motivo está adormecida.
En fin, querido y leal lector. Espero que seas de la clase de persona
que con su simple existencia y actitud me lleva la contraria, en
todas y cada una de las premisas que acabo de exponer. Que seas bueno
y todo lo que necesitas ser para ser un individuo honrado y cívico.
Y si no lo eres, si eres la clase de persona que acabo de describir,
solo te digo, que todavía puedes cambiar, que todos lo podemos hacer
y todos podemos equivocarnos y reconducirnos, pero hay que hacerlo,
así que por favor, si eres así, cambia. No por ti, ni por mí, sino
por nuestro futuro, como humano te lo pido, porque con ese tipo de
conducta estamos condenados, y encima, nos mereceremos esa condena.
Un placer escribiros, lectores, como siempre.
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