20/6/17

Navidades

 Las navidades. Las navidades son esa época del año en que, en general, independientemente de nuestras creencias todos intentamos poner nuestra mejor sonrisa y nuestro gesto más amable, esa época en la que intentamos compensar todo lo desagradables y bordes que podamos ser durante el resto del año, en la que intentamos pasar todo el tiempo que podemos con familiares y amigos, cuya compañía no podemos disfrutar en otros momentos del año. Las navidades son esa época para estar juntos, para demostrar cariño e interés, para sacar toda nuestra bondad y amabilidad. ¿No?
Las narices. Así de claro, mirad, yo estoy empezando a odiar las navidades ya... Y no porqué no me gustan, sino por lo falsas y cutres que acaban siendo siempre. De verdad que hay personas que las viven y a mi me gustaría ser o conocer a alguien así, así las navidades siempre tienen que molar. Porqué hay varias cosas que pueden joder las navidades y que dependen de nosotros. Porqué bien es cierto que hay circunstancias que pueden joderte las navidades, y no dependen de ti, trabajo, una catástrofe familiar, dinero... Pero hay otras que si dependen de nosotros y que normalmente son las que más navidades joden. Yo voy a enumeraros algunas. Los ateos de postureo, los cutres, los egoístas y los falsos. Me refiero a grupos de personas que a nivel colectivo o individual nos fastidian las fiestas, y que parece que últimamente hacen piña para joderme las mías.
Los ateos de postureo.
Mirad, yo no soy religioso, ni ateo, ni agnóstico. No me considero lo último pese a lo que voy a decir. Creo, que por decirlo así, soy vago practicante. No me paro a plantearme cuestiones religiosas, si hay, si no hay, si después de morir vas a un sitio, a otro o no vas. No me paro a pensar si existe o a creer en su existencia, pero tampoco me paro a pensar en que no existe ni a creer en su inexistencia. Y por último no me paro a pensar que exista algo, pero que no sea eso. Es un tema que no me planteo. Ni creo, ni no creo, es que ni lo pienso. He intentado explicar esto a mucha gente, pero poca me ha entendido, puede que haya cosas que respeto, o que... Pero lo que se dice fe. Fe en la existencia del dios tradicional que se supone me han inculcado, fe en la inexistencia de nada metafísico o fe en que exista algo, que no se definir... Ni me lo planteo. De manera que soy vago meditativo practicante.
Bien, y desde mi postura, respeto a todas las creencias, no me molesta ninguna, ni me meto con ninguna. Ahora volvamos a las navidades.
¿Qué villano anti Navidad es el ateo de postureo? Pues bien, esa persona es alguien que no cree en ninguna religión, y que concibe la navidad como una fiesta al parecer exclusivamente religiosa, que por lo tanto para él carece de sentido, y por lo tanto hace todo lo que puede por negarla y por jodérsela a otros. Los ateos normales no hacen estas cosas, no creen en la navidad, pero respetan a quien sí, sólo el que necesita que todo el mundo sepa que es ateo lo hace, por eso es el ateo postureta. Y la verdad que no entiendo a la clase de cabrones y cabronas que tienen esta postura. Es decir, si yo fuese ateo no me molestaría que otra persona practicara sus creencias o fiestas. No intentaría adoctrinarlo en mi pensamiento ateo. Allá él con su mecanismo.
Y además, me parece estúpido concebir las navidades, las fiestas actuales que conocemos como navidades, como algo exclusivamente religioso. Algunos se habrán llevado las manos a la cabeza al leer esto. Mirad, yo sé perfectamente que las navidades tienen un fuerte componente religioso y su pasado y concepción es religiosa... Pero aún así no creo que hoy día sea así, no al cien por cien. Sí, el niño Jesús, el día de navidad, los reyes magos, el roscón, etc. Pero sinceramente pese a eso, me parece una festividad concebida más como un evento de consumo económico, que como una festividad religiosa. Por mi parte creo, que la navidad, cómo ya he dicho antes, es una época para ser buenos, para cuidarnos entre nosotros, para ser generosos y parar querer e intentar ser felices. Si no crees en nada, no pongas belén, no comas roscón o no regales por reyes, pero no vayas a joder a otros. Si no crees, haz tu fiesta "de las tres semanas de pasar frío, tomar chocolate y hacer regalos con un sonrisa" Llámalo así, haz tus propias tradiciones y ritos... Pero no jodas a otros, y no seas tonto, si medio planeta o al menos un cuarto está pasándolo bien, y está pasándolo con su familia, no hagas tú un postureo y te aísles, estés sólo y amargado, sin hacer nada especial porqué "no crees en esas mierdas" como he escuchado decir. Eso me parece una excusa de posturetas que están muy solos y no celebran nada ni lo pasan con nadie, simplemente porqué no pueden.
Los cutres.
Este tipo de personas son aquellas que por no esforzarse, colaborar o lo que sea, por no cansarse, porque son perezosas, son cutres en cada cosa que hacen, crean o no en las navidades... Y después de su pésima actitud, esperan tener unas navidades idílicas. Esta gente puede joderte mucho las navidades. Puede amargártelas de verdad. Y suelen ser producto de que estés depre y de mala leche en noche buena y te digas la famosa frase: "¿Para que he trabajado tanto?¿Para esto? Ojala no fueran navidades, ojala no fuera más que un día más." Y te dices esta frase, porqué al final la navidad, o el día de esta que estés celebrando, no es un día navideño, es un día en el que te has hinchado a currar y no ha servido de nada, porqué un vago o un vaga no han puesto su mínima parte. Y al final, pese a tus esfuerzos, no tienes un día especial, tienes una pechá a trabajar y poner ilusión y algo muy cutre como resultado. Esta gente son peores aún que los anteriores.
Los egoístas.
Estos tienen mucha tela. Hay gente, que ve las navidades cómo un oportunidad de que le mimen, de que le cuiden, de que le tengan como a un rey o a una reina... Pero a cambio de nada. Las navidades no son una transacción es verdad, en navidades eres un amor de persona, o deberías, porqué son navidades, porque quieres, no porque vayas a recibir algo a cambio, pero lo justo, es que si alguien es así contigo, tú también lo seas. Y no sólo en navidades, esta norma es aplicable a la vida diaria.
Este tipo de gente, no son egoístas sólo en navidades, son egoístas los trescientos sesenta y cinco días del año. Pero joder, en navidad duele más. Este tipo de gente es el que te hace una mierda de regalo mientras pone la mano para llevarse el suyo, que más vale que sea bueno, porqué sino la lían parda. Que por cierto un regalo bueno, no es un regalo caro, es un regalo que demuestra tu intención de hacer feliz a la otra persona, que demuestra la ilusión e ingenio que has derrochado para regalar eso que a la otra persona va a volver loca. Y no tiene que ser caro. Es algo que demuestre que esa persona te importa, que te lo has currado por eso.
Bueno, volviendo a los egoístas, a veces los egoístas son egoístas y cutres. Ojo, esta es la clase más peligrosa. Los egoístas son aquellas personas que con su forma de ser, de dejarte tirado, de no cuidar a los demás y de pensar sólo en si mismos, son capaces de matarte el famosísimo espíritu navideño.
Los falsos.
Aunque quizás sea la clase menos nociva, no podían faltar. Un falso es aquella persona que aunque celebra la navidad, no cree en ella. Al contrario que las clases descritas hasta ahora, un falso o una falsa navideños, no tienen porque albergar malicia, estupidez o pereza, un falso es alguien que celebra las navidades por obligación, no por gusto, porqué siempre se ha hecho y no se ve a si mismo no haciéndolo. Son gente que ha perdido la ilusión navideña, y que a pesar de que su problema no sea que no se lo curran, su problema es que no lo sienten. Y aunque es difícil que te jodan unas navidades, te las pueden estropear un poco, porqué si tu vives la navidad, de verdad, con ilusión, como hemos dicho, con cariño y desinterés... Cuando intentes compartir esos sentimientos positivos con estas personas... Vas a notar frío sólo por su parte. Porqué a pesar de que trabajen en prepararlo todo, a pesar de que no muestren ni vagancia, ni egoísmo... A pesar de ello, no lo sienten, y eso muchas veces, desemboca, en que cuando estás con estas personas en dichas fiestas, sientas lo mismo que sienten ellos en dicha época. Soledad, tristeza y desilusión. Así que si os topáis con alguien así, lo mejor que podéis hacer es intentar devolverles la ilusión, no debería ser difícil, porqué ellos quieren sentirla, ellos ponen sus esfuerzos y al final se sienten como se sienten pero sin saber porqué, si queréis vivir realmente la navidad, y conocéis a alguien así, devolvedle la ilusión navideña, no es difícil, esa persona sin saberlo querrá recuperarla, y si lo conseguís, entonces os sentiréis increíblemente bien, serán unas navidades de verdad, y habrán merecido la pena.

En fin, yo os cuento todo esto, desde mi propia experiencia. Lo que me ha hecho darme cuenta de lo cutres y nefastas que han sido mis navidades siempre... Madre del señor. Pero ¿sabéis qué? Qué estas navidades pasadas, las de 2015, han sido mis últimas navidades malas, las de este año van a ser la polla, y perdón por la expresión. Voy a vivirlas de verdad, me buscaré los cuernos de alce, que son los únicos que debería tener, la nariz de Rudolf y un jersey de un árbol de navidad que pique mucho. ¡Y estás navidades van a ser mías! Muajajajaja. En fin, antes de que termine de metabolizar esto y me convierta en el Grinch, me despido. Queridos lectores, ha sido un placer escribiros, un saludo.

1/6/17

Vampiro

 Escaso consuelo puedo encontrar dando a luz a estás líneas, afín de contar mi historia, de explicar mi versión, cuando la soga me espera, y mi condena me pisa los talones, sedienta por llevarse mi vida mientras una pandilla de hipócritas juristas gritan "¡Justicia!".
Aún así os contaré mi historia, no soy escritor, motivo por el que quizás transcribir mis recuerdos en lo que algunos definirían como confesión... No me produzca consuelo o alivio alguno, esta verdad, el hecho de no ser escritor al que me refiero, también puede ser advertida en que mi literatura, mi expresividad y en consecuencia este escrito, no sea una gran obra.
El crimen... Asesinato, la pena... Pues una corbata de hilos de cáñamo, trenzados. El motivo, mi ansia de liberación.
Esta pregunta quizás sobre, pues la respuesta, de teneros delante, no me sorprendería. ¿Conocéis a algún vampiro? No, no me refiero al ser mitológico-terrorífico de la literatura romántica ni de la tradición popular. Me refiero a uno de verdad, no a un ser sobre humano, a un vampiro de los de verdad... ¿no? ¿seguros? Y si os preguntara si conocéis a alguna persona con la que sentís vuestro animo, vuestra energía, menguar. ¿Estáis seguros de que no conocéis a ninguna persona que parezca chuparos la energía? La cosas cambia, ¿verdad?
Todos conocemos por lo menos a una persona así. Los más desafortunados a varias, los que están auténticamente jodidos a muchas. Perdón. Los que tienen una comprobada y persistente mala suerte*. Lapsus lingue mío.
En mi caso era un matrimonio que me alquilaba una habitación. Soy joven, mi trabajo no da para mucho dinero, algún día tendría que haberme servido tanto estudio para gozar de una posición privilegiada... Pero en aquellos días pasados, el sueldo de un aprendiz, a pesar de los estudios logrados... No daba para mucho más que para alquilar una oscura habitación. Pienso en mis ideas de futuro ahora, en ese trabajo que un día llegaría como abogado de renombre, y no puedo evitar sino reír. Ya sólo me queda reír.
Bueno, esa casa era un maldito infierno. Dios mío, la odiaba de verdad, sólo pensaba en estar fuera de ella. Prefería trabajar jornadas de doce horas a estar un minuto de más en esa maldita casa. Un ambiente turbio, tenebroso, flotaba en todo momento en aquel hogar, el silencio reinaba poco, lo suficiente para enrarecer el ambiente, pero era el mejor aliado teniendo en cuenta lo que había cuando no había silencio. Discusiones a todas horas, me volvían loco.
Al principio quizás por no haber confianza, yo sólo era un mero espectador de esas discusiones, reproches, malas conversaciones y actitudes del todo desagradables para la convivencia. Eran bordes el uno con el otro incluso para ser un matrimonio, con tantos años a las espaldas. Me agotaba profundamente ser testigo de esas cosas, lo que menos deseaba era un ambiente hostil en todo momento. Y menos allí, se supone que ese era mi lugar de descanso, fuera del trabajo, y como he dicho antes, llegó un punto que prefería trabajar a pasar un minuto allí.
Pero eso sólo fue en el clemente principio, luego la cosa fue a más, cuando cogieron confianza yo me convertí en uno más dentro de aquellas disputas, siempre había una discusión de la que se me podía hacer participe, alguna regañina, algún reproche, y eso... Eso me desesperaba. Pero todavía no era capaz de darme cuenta del daño que me hacía de verdad.
Ese ambiente hostil, me era nocivo y venenoso incluso cuando la calma, plagada de tensión y un mal humor reinante en el ambiente, reinaba. Y no me daba cuenta como ese matrimonio gruñón e insoportable, me drenaba las fuerzas. La alegría, el entusiasmo, las ganas de vivir, me estaban convirtiendo en lo mismo que ellos eran, alguien callado y enfadado todo el día, que cuando rompía su silencio era para discutir y molestar.
Las depresiones empezaron a venir, cada vez más fuertes, más potentes, yo no entendía el motivo de esa tristeza de esa ira, de esa oscuridad, pero el motivo era esa casa, ese matrimonio. Me drenaban la felicidad, la energía y eso me metía en aquellas profundas depresiones. Todo el día en ese ambiente hostil y tenso me estaba envenenando, contagiando, el mismo clima insoportable de tensión y mal humor de discusión y hostilidad, que reinaba en la casa se adueñaba de mi corazón, yo era esa casa, lo que respiraba, lo que comía, lo que bebía, esa casa, ese clima enardecido e inaguantable se filtraba por los poros de mi piel, se pegaba como una película pegajosa a mis brazos. Yo no lo sabía, no podía imaginarlo... Hasta que me di cuenta, esa casa, ese matrimonio... Eran unos vampiros, que me drenaban el espíritu, que me sorbían la luz, me estaban envenenando, amargando, me mataban lentamente. Y cuando me di cuenta, decidí liberarme. Cogí un hacha, y entre en la habitación mientras dormían, recuerdo que la oscuridad les impedía distinguirme bien, la tenue luz de un candelabro de la habitación no distinguía mi expresión dominada por la locura, ni el hacha que había en mis manos.
Inconscientes de mi situación y de su actual condición y estado de peligro, sorprendido, porqué en medio de la noche irrumpiera en su cuarto, empezaron las quejas, los reproches, la bronca hacía mí. El gritarme tachándome de loco, de impertinente, de mal educado, no podían entender con que derecho ni conque motivo irrumpía en su dormitorio y ... Y... ¡Y les despertaba!
Las carcajadas nacen de mi ser, quizás sea verdad que estoy loco, pero ahora me parece realmente gracioso. Bueno, cabe decir, que si había un mínimo resquicio de cordura, de sentido común, de calma, de control en mí, que si quedaba una posibilidad por mínima que fuera, de que se salvaran, de que no hiciera lo que me había llevado a ese punto... Si se podían salvar, aquellas malditas quejar, aquel maldito quejarse todo el día y estar a malas todo el día... Aquella aptitud que me encarnizaba, agotaba y aburría, aquello les terminó de sentenciar.
Los gritos de horror fueron ensordecedores, el miedo que respiré, el miedo que rezumaban... Fue simplemente glorioso. Era la primera vez que emitían algo que no fuera una constante queja o bronca, algo que no hiciera hervir mi sangre ni me robara la energía, sentir su fin, sentir el fin de aquel robo indiscriminado de mis fuerzas... Fue magnifico.
Cuando las fuerzas del orden irrumpieron quedaron petrificados por el macabro espectáculo, las ventanas abiertas, corriente, y todas las luces encendidas, si no fuera por el olor de la sangre y todos los pedacitos de señor y señora mayor amargados que había distribuidos, casi habría conseguido acabar con ese clima. Si bien es verdad que no acabe con el clima enrarecido, al menos lo cambié, se tornó más homicida, más demente, distinto, el cambio siempre sienta bien.
Pero lo que no os vais a creer lo que paso a continuación. Después de entregarme pacíficamente, ya relajado, pues había acabado con el problema... Me querían condenar. ¡A mí! Podría haber escapado, cuando entraron en la casa, estaban tan petrificados y horrorizados porno entender lo que había hecho, que podría haberme ido con total calma y no hubiera pasado ni media. Me entregué pacíficamente, les explique lo ocurrido y les conté toda la historia... ¡Y me tacharon de loco! ¡Pero si lo expliqué bien! Aún, hoy en día no puedo entenderlo, quizás sea que hay que vivirlo. Al final va a resultar que el loco soy yo. No... No me digas que tú también lo piensas. ¿¡Estás de su parte!?
Bueno queda poco tiempo ya, y oigo al carcelero viniendo para guiarme a mi cita con el patíbulo.

Sólo te diré una cosa, a ti que te atreves a juzgarme y tildarme de loco, a ti, que te atreves a tirar por tierra el vínculo nacido entre el moribundo que confiesa y el confesor que le ayuda... Un día te tocará a ti. Entraras en la más amarga de las depresiones, alguien te estará sorbiendo la vida, el animo, la alegría, la felicidad, no sabrás porqué, no lo entenderás, pero cuando descubras que has dado con uno de estos vampiros, con una de estás personas... Querrás acabar tan rápido con el problema que también perderás el control, que también caerás en las garras de la demencia, como yo. Y entonces te arrepentirás de haberte creído mejor, distinto o a salvo, te arrepentirás de haber mirado con arrogancia desde tu prisión de cordura y entonces tendrás el derecho de entenderme, de releer o recordar estas palabras y sentirte identificado con ellas.